Un reciente informe de McKinsey & Company1 revela cuál es el impacto de la diversidad en las empresas latinoamericanas y las cinco medidas en las que pueden enfocarse para fortalecer esta cultura.
Tomar decisiones en un contexto incierto es abrumador. Sin embargo, existe una apuesta segura independientemente del dinamismo del entorno: la cultura de la diversidad. En un momento histórico en el cual la conducta individual y la colectiva están siendo examinadas a nivel global, las empresas cuentan con una gran oportunidad para mejorar su salud organizacional y financiera. Aquellas que adopten nuevas perspectivas sobre diversidad e inclusión generarán, además de un positivo cambio cultural, un impacto en el rendimiento del negocio. ¿Cómo es posible?
Recientemente, la consultora McKinsey & Company realizó un estudio para analizar cuál es el verdadero impacto del género, el origen étnico y la orientación sexual en las empresas de Latinoamérica. La conclusión fue reveladora: las compañías percibidas como diversas en términos de género tienen un 93% más de probabilidad de lograr resultados financieros superiores al promedio.2
Las compañías en las que sus empleados están más a gusto con sus trabajos son más propensas a obtener mayores ingresos.
Según el estudio, las empresas latinoamericanas caracterizadas por su compromiso con la diversidad –se entiende por este concepto la manera en que acogen, incluyen, tratan e interactúan con personas con todo tipo de atributos– suelen destacarse respecto del resto en prácticas empresariales clave, como innovación y colaboración. Como sus empleados tienen un 111% más de probabilidad de mostrarse como son, están estimulados para participar y contribuir.3 Además, sus líderes son más efectivos para fomentar la confianza y el trabajo en equipo.
Otro factor es que, en empresas con políticas que abracen la diversidad, es más frecuente encontrar un gran clima de trabajo y una mejor retención de talento: el 63% de las personas que trabajan para este tipo de compañías manifiestan sentirse felices en el trabajo y aspiran a alcanzar niveles más altos en la organización.4 Y, por consiguiente, las empresas en las que sus empleados están más a gusto con sus trabajos son más propensas a obtener mayores ingresos. En cifras concretas: las compañías con puntajes más altos en el Índice de Salud Organizacional tienen un 59% más de probabilidades de alcanzar un desempeño financiero superior al de sus pares menos diversos.5
Si bien estos beneficios de la diversidad son motivo de celebración, el estudio también ilustra que, a pesar del fuerte vínculo entre la diversidad y el éxito corporativo, las mujeres y los grupos históricamente subrepresentados siguen sin ocupar puestos de liderazgo en América Latina: solo el 11% de los ejecutivos de empresas de la región son mujeres, y más de la mitad de las compañías carecen de integrantes femeninas en sus equipos directivos.6